Nuestra finca turística nace en una pequeña aldea de Honduras, un lugar que ha sido parte fundamental de nuestra historia personal y familiar. En esta tierra crecimos, formamos nuestra vida juntos y, con el tiempo, decidimos dar un paso más para compartir con otros todo lo que este entorno especial nos ha regalado.

Desde siempre nos hemos sentido profundamente conectados con el campo, la ganadería, los cultivos y la vida agrícola en general. Más que un trabajo, ha sido una pasión que ha guiado muchos de nuestros proyectos a lo largo de los años. Juntos, como pareja, hemos construido con esfuerzo y dedicación varios emprendimientos relacionados con la tierra, siempre con la visión de crecer de forma honesta y dejar una base sólida para el futuro de nuestra familia.

A principios de este año, surgió una idea que nos entusiasmó desde el primer momento: transformar una de nuestras fincas en una atracción turística privada. Queríamos crear un espacio donde las personas pudieran desconectarse de la ciudad y reconectar con la naturaleza; un lugar que ofrezca tranquilidad, armonía, aire puro y una experiencia genuina en el campo. Así nació este proyecto, pensado para eventos privados, fines de semana especiales o simplemente para quienes buscan un respiro acompañado de sus seres queridos.